Edu Melero – Cardona – 17/08/2024
La caza es mucho más que el deporte
La práctica de la caza ha sido una actividad ancestral que ha formado parte de la historia de la humanidad desde tiempos inmemoriales. Desde los primeros pobladores que dependieron de la caza para su supervivencia hasta los cazadores contemporáneos que disfrutan de esta actividad como tradición, ocio y tan necesaria para la biodiversidad, la caza ha evolucionado a lo largo de los años.
La caza es mucho más
Es importante destacar que la caza no debe ser confundida con el deporte. La caza, como actividad cinegética, implica algo más que simplemente disparar a un animal. Implica respeto por la naturaleza, conocimiento del medio ambiente, ética y responsabilidad. No se trata de competir o de ganar, sino de conectar con la naturaleza y mantener el equilibrio en los ecosistemas, así como aprovechar un recurso natural saludable, de proximidad y de gran calidad como puede ser la carne de caza.
Al igual que otras actividades como cocinar, limpiar el hogar o cuidar de los hijos requieren esfuerzo físico y mental, la caza implica un ejercicio similar. Pero eso no implica necesariamente que sea considerada deporte. La caza se practica por diversas razones: conservación de las especies, gestión de poblaciones animales, tradición, cultura, gastronomía, sociabilidad,... Es importante diferenciar la caza como actividad cinegética y el deporte, ya que cada una tiene sus propias características y objetivos claramente diferenciados.
La constitución Española separa caza de deporte
El artículo 45 de la Constitución Española reconoce el derecho de las personas a disfrutar de un medio ambiente saludable y a preservar la biodiversidad. Esta disposición constitucional pone de manifiesto la importancia de la conservación de la naturaleza, lo que incluye la práctica de la caza como herramienta de gestión de especies animales y mantenimiento del equilibrio ecológico.
En la Constitución Española, el artículo que hace referencia al deporte es el artículo 43, que reconoce el derecho a la protección de la salud y el deporte como un derecho fundamental de los ciudadanos. Esto nos permite diferenciar claramente la caza, como actividad cinegética, del deporte, ya que la caza no está incluida dentro de esta categoría según la legislación vigente. La caza, pues, está regulada por normativas y leyes específicas que enfocan su práctica desde una perspectiva de conservación de la naturaleza y gestión de las poblaciones de especies cinegéticas.
Definiendo caza
Respeto a la definición de caza, es interesante destacar que la web cinegeticat.cat ofrece una visión más realista y completa que la proporcionada por el Diccionario de la Real Academia Española (RAE). Esta fuente puede ofrecer una perspectiva más esmerada sobre la caza como actividad cinegética, teniendo en cuenta los aspectos éticos, sociales y de conservación relacionados con esta práctica tradicional.
Asimismo, el propio Gobierno de la Generalidad de Cataluña ubica la caza bajo la competencia del Departamento de Agricultura y no en el Departamento de Deportes.
A pesar de ello, la Federación Catalana de Caza está considerada una entidad deportiva y recibe subvenciones por este motivo. Adicionalmente, ejercen la interlocución con la Administración como representantes únicos del sector cinegético, aunque muchos cazadores no se sienten representados por esta entidad y no todos los cazadores están federados, ya que consideran que la caza no es ningún deporte y que, además, no tienen la posibilidad de votar en las asambleas de la entidad, ya que sólo pueden hacerlo los presidentes de los clubes federados. Por este motivo existen otras entidades como Agrupcat, Safari Club Internacional, Rastreadores, CCB, Club Becaders de Catalunya o la reciente Asociación de Perreros entre otras, que ocupan esta brecha.
Los retos del nuevo Gobierno
La interlocución entre Gobierno y la actividad cinegética, a mi entender, debería cambiar. Por ejemplo, empezando por modificar el formato del Consejo de Caza de Cataluña con el objetivo de que resulte mucho más representativo de la caza y que sea ejecutivo en sus decisiones. Se necesitan nuevos actores y que la caza tenga la mayoría de la representación del Consejo, donde actualmente sólo tiene un 35% de representación.
Otros retos importantes que habría que asumir por el nuevo Gobierno son:
Culminación de la nueva Ley de Caza Catalana.
Promoción activa de la caza en las escuelas.
Promoción del consumo de la carne de caza, facilitando la entrada al comercio local y de proximidad y a los comedores públicos (escuelas, hospitales, residencias, ...).
Campañas de sensibilización y desestigmatización de la caza en los medios de comunicación, tanto públicos como privados.
Ofrecer una red de canales de emisoras públicos a todos los cazadores para ayudar a garantizar la seguridad durante las cacerías.
Adaptar a la realidad los requisitos y caracteristicas para poder legalizar las perreras de caza y/o los núcleos zoológicos y facilitar su burocracia.
Buscar la fórmula para poder disponer de parques de entrenamiento para perros de caza (como tienen los vecinos franceses).
Faciltar las tramitaciones para autorizar excepcionalmente actuaciones por daños de fauna a la agricultura y fomentar el uso de nuevas tecnologías para que los resultados sean más efectivos (visor térmico, nocturno,...).
Trabajar conjuntamente entre Adminisración y Sociedades de cazadores la elaboración de los Planes Técnicos de Gestión Cinegética (PTGC).
Sólo juntos ganará la caza
A nadie se le escapa el delicado momento por el que pasa el sector, donde las tendencias animalistas cada vez son más importantes y, dado que cada persona es un voto, se promocionan desde el Gobierno. Este hecho, junto con la falta de relevo generacional en el sector y en general en el mundo rural, y el tabú que actualmente todavía existe sobre nuestra actividad (¡por parte del Gobierno también!), hace que se convierta en esencial mantener el respeto entre todas las entidades que promocionan la caza y unir esfuerzos para dignificarla y protegerla.