Mariola Rafart - Barcelona - 09/19/2015
La prohibición de la caza no sólo es un hecho que podría afectar a todos aquellos que la practicamos, a la gente que viven de ella o en empresas de armas, munición ... sino que también afectaría a muchos otros ámbitos y sectores.
A continuación os haremos eco de una noticia que hace unos días se daba a conocer en las redes sociales;
En los Países Bajos, el número de parejas reproductoras de gansos se ha incrementado más del 2.000% en 15 años originando grandes daños a la agricultura holandesa, ya que esta especie se alimenta a los campos de cultivo del país.
En 1999, los partidos de izquierda de los Países Bajos, consiguieron prohibir la caza deportiva de la oca y hoy día de hoy los partidos Verde y Laborista siguen haciendo campaña para prohibir la caza de cualquier tipo de animal.
El aumento de población de esta especie ha demostrado que las afirmaciones de los grupos de izquierda en el momento de la prohibición diciendo que: «sin la intervención humana, la naturaleza sería “regulada” y los gansos no ocasionarían daños a la agricultura» eran falsas y erróneas.
El gobierno holandés ha visto obligado a establecer un fondo de compensación de más de 11 millones de euros al año, Los agricultores que sufren los daños de los gansos aunque están muy en desacuerdo con el Gobierno para que las ayudas no cubren ni la mitad de los costes que tienen.
Després de les queixes rebudes, el Govern va haver de començar el sacrifici d’unes 250.000 oques anuals per suavitzar la pressió sobre l’agricultura. El sacrifici es realitzava amb gas i aquest tardava varis minuts en actuar, la qual cosa feia que les oques embogissin i s’ataquessin les unes a les altres.
Las imágenes de miles de gansos a punto de ser sacrificadas con gas (práctica que realizaban personas como Arie den Hertog, de 40 años, pagado por las autoridades holandesas) ha desencadenado un debate sobre el tema en Alemania, donde las Asociaciones de la Holocausto y colectivos de caza condenan la práctica de este método y defienden la caza como práctica más ética y más económica.
El director del Natural Hunting comenta: “Nosotros, los cazadores debemos vigilar de cerca estas tendencias. Una caza ordinaria regulada es la mejor forma de proteger y asegurar el bienestar animal así como la mejor forma de equilibrar las poblaciones».
Esta tendencia de la caza, puede llegar a ser un grave problema social, ecológico y un coste económico muy elevado para un País.