Eduard Melero – Cardona – 01/03/2016
Estamos despidiendo el invierno y éste ya no lo recuperaremos. He escogido esta magnífica fotografía de portada del gran profesional Mario Bregaña para recordar que antes el invierno era invierno y la nieve, en estos momentos, normalmente había cubierto todas las cimas del Pirineo ofreciendo unas imágenes preciosas y dignas de hacer postal . Y sí, también hacía mucho frío, lo llamamos frío de invierno. Desgraciadamente, en los últimos años esto ya no es así. Este año la blancura de las montañas ha brillado por su ausencia (aunque todavía se puede producir algún episodio de nieve, espero que no de aquellos que duele más que bien) y ha hecho calor, extraño calor de invierno. Este tiempo tiene unas consecuencias obvias en el medio, me temo que nefastas. Sequía extrema, plagas y la necesaria adaptación de la fauna salvaje para asegurar la supervivencia hace que los hábitos y rutinas de las especies cinegéticas cambien también, más que nunca, a marchas forzadas. Quizás estos “cambios climáticos” o “ciclos meteorológicos” podrían dar respuesta a la peculiar temporada de caza de aves migratorias, donde ha habido diversidad de opiniones y éxitos, no lo sé. Habrá que seguir de cerca estos cambios y me gustaría pensar que son temporales…
Respeto por la caza
Por otra parte y, siguiendo con el hilo de «cómo eran las cosas antes”, quisiera reivindicar la falta de respeto a la que se enfrenta hoy en día la figura del cazador y la caza. Hemos pasado de poder pasear por medio del pueblo con la escopeta y el perro para ir al campo a cazar algo para poder comer a tener que escondernos para ahorrarnos insultos y ataques, con el añadido de que la carne de caza , por culpa de unas leyes absurdas, hoy no se puede aprovechar como es debido.
¡BASTA! No queremos más ataques al colectivo cazador, queremos respeto por la caza y por los cazadores.
La moda «anticaça»
Hace demasiado tiempo que se arrastra esta corriente “anticaza” promovida por entidades animalistas y ecologistas radicales y ya es hora de decir lo suficiente. YA QUE NUESTROS DIRIGENTES POLÍTICOS NO LO HACEN, quizás nos ponemos a trabajar los cazadores/as para reconducir esta situación y proponemos medidas a los gobernantes para que apuesten por normalizar la caza y todo lo que la rodea, ya que sin apoyo institucional (con mensajes a favor de la caza en los medios de comunicación) esto no será posible. Os hago una pequeña reflexión: si los ataques a los cazadores vividos estos últimos días hubieran sido provocados por cazadores a personas que practican otras actividades, seguramente el eco mediático habría sido mucho más amplio y, ¡es que la caza a la caza vende! Y es que explicar al País que la caza es necesaria da mucha pereza a nuestros políticos, porque en definitiva, no quieren perder votos de aquellos que bajo los paraguas de la ética y respeto extremo a los animales se autodefinen como mayoría. El alejamiento de la vida en el campo y el crecimiento urbano ha desconectado a muchas personas del mundo orgánico real (no el de cemento) y la ignorancia sobre su funcionamiento nos lleva a estos lamentables ataques. Y hacer escapadas de turismo rural, buscar setas o hacer senderismo no ayuda, por sí mismo, a entender mejor nuestro entorno sino que hace falta algo más.
Los valores de la caza
La caza es y será necesaria. Además, tiene unos valores importantísimos para el País: es tradición, es cultura, es gestión, es ecología, es economía y es una actividad social entre otras muchas cosas. Por eso, no me canso de repetir que la caza debe empezar a trabajar en las escuelas. Si normalizamos la caza, ganaremos todos.