Opinión

Hay actividades mucho más peligrosas

Denis Boglio - Solsona - 09/14/2018

La caza dista mucho de ser un deporte de riesgo extremo. No obstante, sí conlleva un cierto riesgo al utilizarse armas de fuego, ya que pueden convertirse en peligrosas si no se usan con la prudencia adecuada o interviene un elemento incontrolado que puede llevar a una desgracia.

El año 2017 fue un año de baja siniestralidad en la actividad cinegética en España, con una docena de muertos por balas, según extrapolaciones basadas en accidentes recopilados por MUTUASPORT. Durante un período de 17 años (desde el año 2001), se estiman unos 656 muertos, de los cuales, una tercera parte fueron causados por disparos recibidos de terceros y dos tercios por tiros propios. Hemos pasado de un promedio de 64 muertes por año en el 2000 a un promedio de 12 muertes por año en el año 2015, con una tendencia claramente descendente. Las muertes por otras razones (accidente de tráfico en el día de la caza, movimientos, intentando salvar a los perros) son equivalentes al total de muertes por las balas.

En 2017, murieron 423.643 personas en España (INE). Del año 2015, tenemos además un desglosado elaborado por el Ministerio de Sanidad donde se pueden ver algunas de las principales causas de muerte, esto permitirá poner las cifras de los accidentes de caza en perspectiva:

  • 21.625 muertes por tabaquismo
  • 106.162 muertes relacionadas con el tabaquismo
  • 1.616 muertes por alcoholismo
  • 23.660 muertes relacionadas con el alcoholismo

Dentro de las muertes accidentales (donde están los accidentes de caza), se encuentra también:

  • 3.604 suicidios mortales
  • 2.783 muertes por caídas
  • 1.941 muertes por accidentes de vehículos a motor
  • 839 muertes por envenenamiento accidental
  • 430 muertes por ahogamiento
  • 285 muertes por agresiones
  • 246 muertes por complicaciones médicas
  • 75 muertos por apendicitis
  • 60 muertes de ciclistas en las carreteras
  • 30 muertos por ingerir setas tóxicas
  • 103 muertes de senderistas.

Cada desgracia sobra en la práctica de nuestra pasión, la caza. No hay que cansarse de reforzar y mejorar la seguridad y la formación de nuestro colectivo. Ahora bien, ante los argumentos maliciosos de algunos medios o grupos que ponen de antemano la agresividad y la peligrosidad de la caza, los podemos tranquilizar y pedirles que canalicen sus energías hacia otras causas mucho más importantes, si realmente su interés está en la seguridad de las personas.


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