Desde hace muchos años he escrito sobre Caza y Deporte, afirmando que son dos materias y / o actividades que persiguen fines diferentes y objetivos diferentes: por un lado, la actividad cinegética (la Caza), y por otra, la actividad deportiva (del Deporte).
A lo largo de décadas he intentado hacer ver que la Caza, las Sociedades de Cazadores y los cazadores no tienen ni se les ha dado lo que en derecho deberían poseer y tener, por el simple hecho de que algunos los han considerado deportistas, entidades deportivas, y han defendido que la Caza es un Deporte.
Pues bien, es hora de decirles a los que afirman que la caza es un deporte, que dejen de marear la perdiz y de incumplir la Ley, y tengan un poco más de respeto a nuestro ordenamiento jurídico español.
La Constitución Española (nuestra Carta Magna) dice que la Caza no es un deporte, y viceversa, Ya que contempla el Deporte en su artículo 148.1.11ª, y la Caza en su artículo 148.1.19ª.
El Estatuto de Autonomía de cualquier comunidad autónoma española, que es la competente en materia de caza, la contempla en el mismo sentido: la Caza no es Deporte, y viceversa.
A partir de los anteriores Fundamentos de Derecho, el resto sobra, ya sean opiniones, citas, definiciones, etc. El ordenamiento jurídico anterior es claro, y quien diga lo contrario lo está incumpliendo, está incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía.
Y se agrava el anteriormente, si a este incumplimiento se le añade el componente o la intencionalidad de obtener un beneficio, sea económico, representativo o de estatus social, y mucho más grave es si es una administración pública o entidad colaboradora dora, cargo público o persona que lo utiliza para ello.
Por lo anterior, hago un llamamiento al sentido común y el correcto proceder, ya que hay instituciones públicas, tanto estatales como autonómicas, que han legislado la «Caza» como una modalidad deportiva, lo que ha llevado a que las federaciones deportivas privadas autorizadas por ellas tengan en su denominación la palabra «Caza», provocando que estas entidades deportivas y sus miembros vean, perciban o consideren la Caza como un Deporte, y los cazadores que la practican como deportistas, exigiéndoles por ello tener licencia deportiva cuando ellos para practicar su actividad ya poseen su licencia de caza, llegando a coartar en muchas ocasiones hasta la libertad de asociación.