Santi Llorà - Vic - 08/04/2019
Resumen de la temporada becadera 2018-2019 en Cataluña
El tiempo
Si algo debemos destacar del 2018 a nivel meteorológico es que ha sido un año muy lluvioso, con precipitaciones por encima de la media. Ya la primavera se había mostrado lluviosa y sólo el litoral sur y central resultó seco; las temperaturas fueron las normales para la época, exceptuando el Pirineo, que se situaron por debajo de lo habitual. El verano distribuyó las lluvias de manera irregular, con precipitaciones abundantes en el cuadrante noreste y escasez al resto. Si dejamos de lado las comarcas pirenaicas, la temperatura veraniega estuvo por encima de la media. El patrón termométrico se repitió en otoño, cálido en casi todo el territorio y normal en el Pirineo. En cuanto a las lluvias, fue uno de los otoños más lluviosas de las últimas décadas. Sin embargo, al llegar en diciembre y hasta finales de la temporada, la lluvia fue muy escasa. Diciembre tuvo temperaturas más que suaves y el invierno no se hizo notar hasta finalizar la primera decena de enero, cuando llegó una masa de frío procedente de Europa. A partir de entonces, se sucedieron varios episodios de nevadas que afectaron el Pirineo y el Prepirineo.
La temporada
Con un ICA1[1] del 1,53, ligeramente por encima de la media del periodo 2006-2019 (1,48), podemos calificar la temporada como regular, aunque la percepción del socio haya sido más negativa, seguramente por el hecho de haberse dar un primer tercio de la temporada muy flojo. Con un terreno en condiciones óptimas, se esperaba una buena llegada de becadas que podrían asentarse sin problemas a cualquier masa forestal del territorio. Sin embargo, un otoño y un inicio de invierno muy benigno en el centro de Europa, retuvo las becadas más al norte y la entrada habitual de efectivos en noviembre y el pico migratorio de la 3ª decena de este mes se retrasó hasta la 2ª decena de diciembre (ICA1 del 2,05). Desde la 1ª decena de enero, el ICA1 se mantuvo por encima del 1,7 y fue remontando progresivamente hasta llegado al punto máximo de abundancia en la 1ª semana de febrero (ICA1 del 2,21). En Francia se vivió una situación similar: a partir de mediados de enero entraron becadas nuevas y Cataluña se vio favorecida por este mismo flujo. En resumen, ha sido una temporada de menos a más, con un octubre y noviembre malos, un diciembre entre regular y bueno, y un buen enero.
En relación al acantonamiento de los efectivos, la percepción del socio se equilibra entre los que observan una fidelización de las becadas al terreno y los que notan que la becada estuvo de paso, y son los cazadores de la zona pirenaica y prepirenaica los que perciben un mayor asentamiento de las becadas una vez llegadas. Y teniendo en cuenta que el territorio fue regado de manera abundante por las lluvias a lo largo del año y que la práctica totalidad del suelo estaba en buenas condiciones para recibirlas, no se ha observado predilección por un tipo de terreno, sino que la becada se ha repartido por todo tipo de bosques, independientemente de su orientación.
Litoral y Prelitoral
Los cazadores de la franja litoral también constatan que las becadas llegaron un poco más tarde de lo que nos tienen acostumbrados, si bien son los que, proporcionalmente hablando, consideran que el retraso fue menor. En noviembre nos llevó varias borrascas, incluso alguno temporal de levante, como por ejemplo el del 17 y 18 de noviembre. Cuando la borrasca se sitúa frente a la costa de Girona y Barcelona, entran vientos de NE y las becadas se apoyan para recortar el Golfo de León o para seguir dirección sur utilizando la costa como referencia. Estas becadas encontraron un terreno en buenas condiciones, por lo que, en buena medida, se acantonaron. En diciembre incrementó el número de efectivos y la percepción pasó regularse mala a regular, tendencia que continuó en enero, mes que el socio ha calificado como regular-bueno. A diferencia de otros sectores, la mejora de enero, a pesar de darse, no fue tan marcada. La orientación diferente de la costa catalana, este la gerundense y sureste la barcelonesa y la tarraconense, puede conllevar entradas y concentraciones muy diferentes: nos consta que el litoral más cercano a la frontera la temporada fue buena, incluso muy buena.
Pirineo y Prepirineo
Las comarcas de montaña tuvieron un mal comienzo de temporada, lo que nos hace pensar que la entrada a través de los cuellos pirenaicos se retrasó entre dos y tres semanas. Esta percepción también la tuvimos en visitar la RNC del Cadí en la última decena de noviembre con motivo del Master CCBP, cuando encontramos menos becadas de las que podíamos esperar. Diciembre llevó las becadas que en noviembre había negado y los encuestados califican el mes como regular. El cambio de tiempo de mediados de enero trajo nuevas becadas y alegró el final de temporada. Las sucesivas nevadas de la segunda mitad de enero no fueron lo suficientemente importantes como para ahuyentar, en la mayoría de casos, las becadas que había y, en todo caso, supuso movimientos de ida y vuelta.
Interior y Central
Así como en otras temporadas encontramos densidades muy diferentes según la zona, este año el patrón fue similar para todo el territorio: un mal noviembre, un diciembre regular y un buen enero. Los cazadores de la Cataluña interior y central son los que más han notado la mejora de la temporada en enero: una gran masa de aire frío desplaza las becadas retenidas en Centroeuropa hacia Francia o más al sur. Estas becadas, que cogen el último tren de la migración, al llegar a los Pirineos se encuentran con diferentes episodios de nieve, lo que beneficia a las comarcas que quedan más al sur de esta latitud.
Datos sobre las capturas
El año pasado destacábamos el bajísimo porcentaje de becadas jóvenes, en concreto del 37,11, la cifra más baja desde que en 2006 se puso en funcionamiento la aplicación electrónica de recogida de datos. Pues esta temporada ha sido justo lo contrario, con una âge-ratio del 68,68, el porcentaje de becadas novelas es el más alto para este mismo periodo. Nos vienen a la cabeza varias explicaciones que, combinadas, podrían explicar estas cifras: en primer lugar, una llegada muy tardía de las becadas en darse un otoño e inicio de invierno suaves al noreste de Europa, lo que se relaciona con movimientos de becadas jóvenes, ya que las adultas se mueven más por el calendario solar que por las condiciones climáticas; un segundo factor vendría dado por las óptimas condiciones de humedad, que permitirían una fácil adaptación al terreno, sea cual sea la experiencia vital del ejemplar; y un tercer factor, que tendría que ver al elevado índice de extracción de becadas adultas de la anterior temporada.
También nos ha sorprendido el escaso peso medio de las capturas de esta temporada: con 295 gr es por lejos el peso menor constatado desde que el CCB recoge datos, 13 gr menos que la temporada pasada, por poner un caso. A nivel estatal también se ha dado un peso reducido (302 gr) respecto de otros años, si bien la distancia es menor. Para justificar este peso tendremos que sumar diferentes explicaciones que apuntarían en un mismo sentido: el elevado porcentaje de becadas jóvenes, por un lado; por otro, el hecho de que la emigración se retrasara y, por tanto, dejara menos tiempo para hacer acopio de grasa; y un tercer factor, que tendría que ver con la procedencia de las becadas, que se tratara en mayor medida de emigrantes de largo recorrido, que normalmente asociamos con becadas de menos peso.
Fuentes
· Datos aportados al Proyecto becada por 28 socios colaboradores, extraídas de 527 jornadas de caza o, lo que es lo mismo, 2.281 horas de muestreo.
· Encuesta Percepción de la temporada, contestada por 51 socios.
· Los Flash info, Bécasse, le réseau, delONCFS.
· Boletines climáticos del Servicio Meteorológico de Cataluña.
[1] L’ICA1 es una fórmula que utilizan las diferentes asociaciones de la FANBPO (Federación de Asociaciones Nacionales de Becaders del Paleártico Occidental) para calcular la abundancia: se obtiene de calcular las becadas vistas en una jornada estándar de 3,5h (ICA1 = (becadas vistas / s de caza) x 3,5). Un ICA1 del 1,53 indica que se han visto de media 1,53 becadas por cada 3,5 horas de caza.