Dr. Jesús Nadal (UdL) - Lleida - 01/04/2019
Si los jueces suspenden la legislación que autoriza la caza, los cazadores tienen un grave problema. Aunque todo el mundo sabe que no es cierto que el desastre medioambiental que vivimos lo provocan los cazadores, muchas personas afirman que es necesario prohibir la caza. No es cierto que la destrucción de la naturaleza y su defaunación (extinción de la fauna silvestre) se deba fundamentalmente a la caza, pero esto no exime a los cazadores de su responsabilidad en el cuidado de la naturaleza.
La sociedad actual no se fía de los cazadores.
los cazadores nos sentimos víctimas del “progreso” porque somos incapaces de comprender y adaptarnos a los efectos que los cambios socioeconómicos provocan sobre los ecosistemas. Los grupos animalistas, que persiguen como principal objetivo prohibir la caza, cada vez tienen más presencia y peso social. Ellos piensan que la caza es cruel e innecesaria, que los animales tienen derechos como los hombres y deben ser defendidos de la caza. La percepción que tiene la sociedad especista (todas las especies tienen los mismos derechos) de la caza es negativa y responsabiliza a los cazadores de los problemas que actualmente ocasiona la fauna silvestre. Muchas especies cinegéticas desaparecen y otras se convierten en plagas, lo contrario puede suceder en cotos que son vecinos, todos los problemas que ocasiona la fauna repercuten por su coste monetario.
Para combatir la prohibición de la caza necesitamos principios y buena gestión cinegética.
Los principios son la dimensión ética que debe exhibir el cazador. Todo cazador tiene dos caras, la que busca el bien universal de todos los cazadores (la social) y la que busca el bien personal (la egoísta). El cazador egoísta solo ve sus intereses asociados a los métodos de caza que practica. Vive bajo la presión de guardar la información y no transmitirla a los compañeros, cualquier compañero (otro cazador) que disponga de la información sobre lugares, horas, avistamientos, capturas, etc… podrá venir a estropearme el cazadero, el coto, las oportunidades,… ello desencadena el comportamiento receloso y las técnicas de engaño.
La gestión. El cazador universal está comprometido con el bien común del colectivo y la sociedad. Está obligado a cuidar la naturaleza, conservarla, respetar las normas y perseguir la unidad de los cazadores para hacer la caza sostenible.
Todos los cazadores poseen la parte egoísta y la universal. Cuando gana el yo egoísta entonces los cazadores hacen cosas ilógicas y dañinas desde los unos a los otros. Debemos aunar las acciones razonables de ambos lados (egoísta/universal) para trabajar los problemas de la caza.
Es necesario considerar todos los distintos puntos de vista. Atendiendo a los métodos de caza y a las preferencias se originan distintas visiones y sensibilidades, que muchas veces pueden ser contrarias y chocantes. Todas las ideas aportan valores y principios que suman positivamente, cuando los argumentos son razonables entonces resultan útiles para construir la cultura que permite resolver los problemas.
El extremismo contra los opuestos a nuestra forma de ver la caza nos mata.
Debemos esforzarnos por entender a nuestros compañeros y también a nuestros opositores. La meta es encontrar principios éticos sólidos que nos permitan sumar y a la vez desmontar los argumentos de quienes se oponen a la caza. Para ser funcionales tenemos que detallar los principios éticos de la caza y cumplirlos. Estos principios deben ser normas comunes que quieran asumir todos los cazadores ¿Queremos tener suficientes principios que nos unan? ¿Cuáles son los principios que unen a los cazadores? En el siguiente enlace hay una encuesta para que contribuyas a construir los principios éticos del cazador.
Los principios éticos del cazador tienen que funcionar para todos, deben reflejar nuestra determinación y acercamiento a la caza natural. Es necesario que entre los cazadores se trabajen y hagan concesiones para construir la ética de la caza natural, debemos considerar todos los puntos de vista para desarrollar los criterios que determinan qué está bien y qué está mal. Después nuestra misión es propagar estos los principios para que sean conocidos, valorados y respetados, no sólo por los cazadores también por los jueces y la sociedad.