Eduard Melero - Cardona - 05/11/2021
La Asociación del Corzo Español (ACE), se define como una entidad sin ánimo de lucro, con ideología y operativa independiente, nacida hace más de veinte años, con el ánimo de contribuir a conocer mejor el menor de los cérvidos europeos: el corzo (Capreolus capreolus L.). El ACE centra su interés en:
- Promover el estudio y la investigación en torno al corzo.
- Colaborar con las diferentes administraciones en la adaptación, preparación y redacción de textos legales, órdenes de vedas y normas de conservación a la realidad específica del corzo en España.
- La formación de todos aquellos que en su quehacer u ocio se relacionan con el corzo.
- La divulgación del conocimiento mediante medios escritos, programas de radio y televisión o cualquier otro que permita aproximarlo al público.
- Contribuir a la concienciación de los cazadores fomentando el respeto a la naturaleza y al cumplimiento de los planes de aprovechamiento aprobados.
En la ACE cuentan, además, con la dilatada y reconocida experiencia de un buen número de cazadores, científicos, estudiantes, fotógrafos, artistas y técnicos apasionados de esta maravillosa especie. La entidad goza de reconocimiento a nivel nacional e internacional, convirtiéndose así, en un referente indiscutible cuando se trata del corzo.
El corzo en Cataluña
En Cataluña, durante la década de los años setenta, esta especie quedó delimitada únicamente a algunos valles del Pirineo. No fue hasta los años noventa que se hicieron reintroducciones en determinados territorios de la geografía catalana, a partir de las cuales se puede decir que el corzo, actualmente, ha colonizado de nuevo Cataluña.
La expansión de su población aflora en cada rincón y cada vez más personas han tenido la ocasión de encontrarlo ya sea paseando por el bosque, viajando o saliendo al balcón de su casa, porque el duende del bosque (como muchos cazadores le llaman) es un animal en alza.
El aprovechamiento cinegético ha vivido también un salto exponencial muy remarcable, pues alrededor del año 2000 se cazaban en Cataluña menos de 100 ejemplares/año de corzo y actualmente (20 años más tarde) se están cazando cerca de 10.000.
Esta explosión de individuos tiene una cara negativa, como ocurre con todas las especies que están en desequilibrio poblacional: zoonosis, accidentes de tráfico, daños forestales y agrícolas, ... Y es aquí donde la mano del hombre debe actuar por el bien social, ecológico, sanitario y económico, planificando una buena gestión cinegética que garantice el equilibrio y conservación de la especie y resulte compatible con el actual modelo de vida.
Precintos sí o no?
En este sentido, y en respuesta a los artículos de la actual Orden de Vedas que hacen referencia al aprovechamiento cinegético del corzo, concretamente en la prueba piloto que afecta a las comarcas de la Conca de Barberà, Priorat de Tarragona y las comarcas de la provincia de Lleida (menos Solsonès) donde se exenta de precintar los machos de corzo, la ACE presentó un Recurso de reposición para que se corrijan estas exenciones y se devuelva el control de capturas mediante el sistema de precintos tanto de machos como de hembras para poder controlar mejor el equilibrio a razón de sexos e intentar evitar así su descompensación. Además, el sistema de precintos ofrece aportar datos mucho más fiables de las capturas y con esta prueba piloto se puede ver afectado el aprovechamiento cinegético de otras regiones adyacentes porque se puede dar pie a "legalizar" ejemplares cazados fraudulentamente en otras zonas bajo el pretexto que han sido cazados en estas zonas donde no se necesita precinto.
Gestión a partir de la información
Más allá de particularidades, pues, lo que parece claro y la ACE así lo promueve, es que hay unas pautas básicas de actuación a tener siempre presentes ante la gestión cinegética del corzo, tanto por parte de la administración como de los mismos cotos:
Las evidencias, los datos obtenidos en campo y / o laboratorio son esenciales para tomar decisiones en materia de gestión, siempre todo contrastado técnicamente.
Seguir una metodología fiable para hacer la estimación de abundancia (no basada en la subjetividad del "hay muchos!").
Hacer un seguimiento genético y sanitario.
Mejorar y adaptar las herramientas de gestión.
Ceñirse a los calendarios de caza recomendados.
Conocer la dinámica demográfica y la especie.
Contabilizar daños.