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Eduard Melero – Cardona – 07/08/2022
Desde el año 2003 que se obliga a los cazadores, por ley, a llevar una prenda de colores de alta visibilidad que cubra el torso, dentro de la gama del amarillo al rojo, para que se puedan ver entre ellos durante el transcurso de la cacería. Esta obligación, de entrada, gustó poco a los cazadores, que estaban acostumbrados a utilizar ropa de colores militares que se mimetizaba con el bosque, impidiendo así ser detectados por los propios animales. Pero poco a poco, y transponiendo costumbres más nórdicas/europeas, se ha acabado aceptando la utilización de estos colores. Incluso se ha dado un paso más, ya que se ha ido incorporando ropa más técnica al colectivo cazador, hasta el punto de que los encuentros de cazadores en los bosques catalanes se asimilan (en cuanto a indumentaria se refiere) a los encuentros de cazadores de países como Alemania, Chequia o Francia, de tradición venatoria más avanzada y dignificada.
Personalmente, siempre he apoyado este cambio de color del vestuario cazador, ya que contribuye a disminuir los accidentes y resulta una medida de seguridad añadida a la actividad cinegética.
Pero ¿qué pasa con el "boom" de personas que frecuentan el bosque para hacer infinitas actividades? Desde seteros hasta escaladores, pasando por excursionistas, domingueros, esparragueros, recolectores de piñas o lentisco, "runners", ciclistas, trialeros,... Actividades que van al alza y no tienen ningún tipo de regulación.
Los cazadores tienen autorización del propietario para cazar en sus fincas
Los cazadores, aparte de ceñirnos a una normativa (Ley de caza de 1970, por cierto, una ley no adaptada a la actualidad), disponemos de un seguro de responsabilidad civil a terceros y tenemos el permiso del propietario para poder cazar en sus terrenos. Se trata de un contrato donde la propiedad cede los derechos de caza a los cazadores a cambio de dinero, o no, pero siempre existe una autorización expresa (contrato) para realizar la actividad cinegética dentro de los límites de la propiedad privada en cuestión. El resto de usuarios de medio natural mencionados anteriormente, disponen de algún permiso específico para poder realizar su actividad en la propiedad privada? ¿Su actividad está regulada o tiene alguna ley que la ampare? ¿Estos usuarios disponen de un seguro de responsabilidad civil a terceros por los daños que puedan ocasionar dentro de una propiedad privada?
El marco legal sólo regula y castiga a los cazadores
Pues bien, uno de los principales problemas es este, que la Administración sólo "regula", controla, fiscaliza, recauda, sanciona, limita y presiona con normas y burocracia de dudosa utilidad a los cazadores. La presión la ejerce sobre quién puede controlar, pero no sobre el resto... porque no se quieren imponer mecanismos de control.
¿Qué sentido tiene que los cazadores tengan la obligación (sancionada si no se realiza) de señalizar los accesos a una batida y que a pesar de estar señalizados, quien quiera pueda acceder libremente al interior de la batida?
¿Qué sentido tiene que los cazadores tengan que llevar obligatoriamente (si no la llevan pueden ser sancionados) una prenda de alta visibilidad y que el resto de usuarios puedan acceder al medio, a pesar de las señalizaciones de advertencia, vestidos como quieran?
La seguridad es cosa de todos los usuarios del medio, pero sólo se presiona a la probablemente única actividad regulada y permitida (tanto por parte de la administración como de los propietarios forestales) y por la que para llevarla a cabo, además, se paga. ¿La balanza entre los múltiples usuarios del medio está un poco descompensada no?
Los cazadores sabemos dónde tenemos a nuestros compañeros pero no sabemos dónde puede haber, por ejemplo, un setero.
La regulación, la pedagogía, el control, las medidas de seguridad... y las posibles sanciones, habría que hacerlas extensas al resto de usuarios. No puede ser que sólo los cazadores tengamos obligaciones, como mínimo en materia de seguridad las obligaciones son de todos. Si solo las tenemos nosotros, además, se acaba por criminalizar de nuevo al colectivo. Ahora bien, lo que pasa es lo más fácil: como administración actuo allí donde tengo un poco de control de qué se hace y dónde se hace. Además, los votos ahora se ganan si los discursos son pro animalistas y anticaza... Menos populismo y más dosis de realidad, menos pro/anti y más pimientos sobre las mesas de los que mandan para abordar, de una vez por todas y sin tabúes, la gestión de la fauna salvaje. Menos votos y más RESPONSABILIDAD, que por eso os pagamos entre todos. Los ecosistemas no son perfectos, ojalá lo estuvieran, están absolutamente alterados, los cambios en el clima no ayudan, las especies reaccionan, o aflacan o se expanden... si NO HACEMOS NADA, tenemos problemas. Todos sabemos cómo controlar la magnitud de los problemas, sólo falta RESPONSABILIDAD desde el Gobierno, para hablar claro, a costa de lo que sea. Amigos míos, no podéis seguir engañando a la gente con medidas de maquillaje que pagamos entre todos y que no van absolutamente a ningún sitio. ENGAÑAR no es RESPONSABLE, utilizad bien vuestros sueldos y los recursos que os pagamos entre todos...
Vaya por delante que a mí, no me molesta nadie que vaya al medio natural a realizar su actividad de ocio siempre y cuando lo haga con sentido común y respetando al resto de personas que hay en el bosque. También estoy muy de acuerdo en que los cazadores lleven una prenda vistosa porque así ayudamos a disminuir los accidentes y se trata de una medida de seguridad adecuada (de hecho fui pionero en Cataluña en vestirme con colores naranjas o amarillos, porque lo vi en una cacería de Francia y lo encontré muy adecuado), pero esta medida debería aplicarse a cualquier persona que acceda al bosque. Si desde arriba no se aborda el problema, seamos inteligentes nosotros mismos: que todo el mundo que vaya al bosque vaya con colores bien visibles y, sobre todo, precaución, respeto y más precaución!
